El ictus es una enfermedad cerebrovascular aguda que se produce por la disminución del flujo sanguíneo en el cerebro (por un derrame o por un trombo), lo que tiene como consecuencia que las células nerviosas no reciban oxígeno y dejen de funcionar. Esto puede provocar alteraciones en la movilidad y en la marcha, en la visión, en el habla, equilibrio, problemas cognitivos y hasta la muerte.

El ictus es la segunda causa de muerte en todo el mundo y la primera causa de discapacidad. Entre las mujeres es la primera causa de mortalidad. En España según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN) unas 110.000 personas sufren un ictus cada año, de los cuales al menos un 15% fallecerán y, entre los supervivientes, en torno a un 30% se quedará en situación de dependencia funcional.

Esta enfermedad puede ocurrir a cualquier edad, pero sobre todo en mayores de 55 años, y según vamos cumpliendo años el riesgo sigue aumentando. Aunque la edad no es el único factor de riesgo.

Los síntomas más habituales son la aparición brusca de dolor de cabeza, la afectación brusca de la visión en uno o en los dos ojos, aparición brusca de problemas para hablar y entender, pérdida repentina del equilibrio, de sensibilidad o de la fuerza en el brazo o pierna o asimetría en la cara.

En relación con el SARS-COV-2, aunque hay información contradictoria por la falta de estudios, podemos entender lo siguiente:

  • Cuando hay antecedentes de ictus multiplican por 3 veces el riesgo de fallecer por COVID-19.
  • El ictus no parece una de las complicaciones principales de COVID-19.
  • A pesar de ser los menos frecuentes,los casos de ictus en pacientes con coronavirus son mucho más graves.
  • El virus SARS-CoV-2 invade el parénquima cerebral, endotelio y corazón y altera la coagulación. Puede existir desestabilización de una placa de ateroma preexistente.
  • El haber padecido COVID-19 eleva el riesgo de ictus; así, se calcula que un 1-2% de los pacientes sufren ictus isquémicos y un 4% trombosis venosas cerebrales.
  • la incidencia de trombosis venosa cerebral en relación con la vacuna (contra el coronavirus) es muy escasa.

Otras secuelas, aunque temporales son la anosmia, cefaleas, niebla mental, dolor muscular, fatiga, etc.

Neuronas

 

Medidas preventivas:

Para disminuir el riesgo de ictus y sus consecuencias desde Emesa Prevención recordamos estas claves:

  • Dejar de fumar.
  • Dieta equilibrada evitando el sobrepeso y obesidad.
  • Evitar el estrés crónico.
  • Control adecuado de la tensión arterial, niveles de glucemia y de lípidos.
  • No consumir drogas.
  • Realizar ejercicio físico de manera regular.
  • Conocer los síntomas de ictus para ante un evento compatible poder llamar inmediatamente a los servicios de emergencias o acudir a urgencias.

ictus

 

Es fundamental una atención temprana en un servicio especializado de neurorehabilitación tras sufrir un ictus, para minimizar las secuelas