Dice la canción popular y ante las alarmantes, aunque escasas noticias, que nos vienen desde China y de otros países europeos como Italia, acerca de la oleada de contagios Covid que ocurre en un país con insuficiente cobertura vacunal, ha dado lugar a que se programen restricciones a los viajeros procedentes del país asiático y se están aplicando desde el primer vuelo que llegó el sábado 31 de diciembre.
El Ministerio de Sanidad ha anunciado algunas medidas destinadas a frenar una posible oleada covid como consecuencia de la apertura de fronteras en China. Estas primeras restricciones se centran en impedir que nuevas variantes del virus lleguen a España.
La resolución que se publicó en el Boletín Oficial del Estado establece las pautas de prevención ante la llegada en bloque de viajeros procedentes de China, país sumergido en una ola pandémica sin precedentes debido a la derogación de la política de ‘cero covid’ y apertura de fronteras.
El mayor riesgo sobre el que tenemos que prestar atención es la posibilidad de que el virus mute y surja una nueva variante que las actuales vacunas no sean capaces de controlar. Recordemos que las vacunas aprobadas en Europa tienen una fiabilidad superior al 90%, mientras que la vacuna china Sinopharm es producida por el Beijing Bio-Institute of Biological Products, subsidiario del Grupo China National Biotec (CNBG) y pertenece al tipo de las vacuna inactivada, también llamadas vacunas muertas, es decir que contienen un cultivo del virus pero no pueden producir la enfermedad, sus fáciles requisitos de almacenamiento la hacen muy adecuado para entornos de bajos recursos.
Por ello, otra circunstancia que nos debe alertar es la vacunación masiva con la vacuna china de países centro y sudamericanos, de quienes recibimos un mayor flujo de personas.
Las medidas principales adoptadas están enfocadas a asegurar que los viajeros chinos que llegan a los aeropuertos españoles no están infectados y en fases de propagar la enfermedad. Estos podrán ser sometidos a un control sanitario en el primer punto de entrada que incluirá, al menos, la toma de temperatura (el límite estará en los 37,5 grados), un control documental y un control visual sobre su estado físico. Se ha sugerido también el análisis de las aguas residuales del avión, ya que son viajes de larga distancia y la mayoría de los pasajeros han utilizado los inodoros.
En concreto, todas las personas que lleguen a España desde China deberán disponer de un pasaporte covid UE o equivalente. Según recoge el BOE, para este certificado de vacunación “las pautas admitidas serán las establecidas en la Estrategia de vacunación frente al Covid-19 en España”.
En caso de no tener un certificado Covid digital de la UE o equivalente se deberá disponer de una prueba diagnóstica con resultado negativo. Sirven tanto las pruebas de amplificación de ácido nucleico molecular (NAAT) como test rápidos de antígenos.
Estas medidas tendrán efectos hasta las 24.00 horas del 15 de febrero de 2023 a excepción del apartado tercero, el relativo al certificado digital UE o equivalente, que entró en vigor a las 00.00 horas del día 3 de enero de 2023 y sin perjuicio de su eventual modificación para responder a un cambio de circunstancias o a nuevas recomendaciones en el ámbito de la Unión Europea.
Las medidas de control sanitario se aplicarán a los pasajeros de vuelos con origen en el territorio continental de la República Popular China.
Actualmente, en nuestro país, tenemos vacunados el 94 por ciento de esta población diana; mientras que en el caso de la segunda dosis de recuerdo con vacunas adaptadas a variantes hay margen de mejora pues en estos momentos se la han inoculado a un 55 por ciento de los mayores de 60 y un 73 por ciento de los mayores de 80.
Algunas Comunidades Autónomas han solicitado convocar una reunión urgente del Consejo Interterritorial ante la explosión de contagios por la Covid-19 que está viviendo la República Popular China y que previsiblemente se acrecentará ante la eliminación de las restricciones de viaje en este país a partir del 8 de enero y la celebración de su Año Nuevo el 22 de enero, aunque según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades no es esperable que el aumento de casos observado, tenga un impacto en los países de nuestro entorno, pese a la falta de transparencia e información por parte de las autoridades chinas.