Desde EMESA Prevención queremos hacer una consideración ante la campaña de vacunación de la gripe estacional en este vírico año de 2020, donde nos ha azotado con saña la epidemia de SARS COV-2.

Al tener que convivir con otros virus más conocidos por nosotros como es el de la gripe que es un virus tipo influenza A subtipo H1N1, que en 1918 ya nos visitó desde EEUU en forma de pandemia dejando entre 50 y 100 millones de fallecidos en todo el mundo y en España más de 200.000 muertes, con un total de 8.000.000 de afectados con la precaria sanidad de la España de comienzos del pasado siglo XX. Actualmente a nivel mundial se detectan 1.000 millones de casos anuales de ellos entre 3 y 5 millones son casos graves que provocan entre 300.000 y 600.000 fallecimientos anuales.

En la actualidad contamos para acometer pandemias con ciertas ventajas científicas y técnicas respecto a 1918, también respecto a la primera oleada COVID-19 de febrero/marzo 2020 e incluso de los rebrotes de julio 2020, pero añadimos una dificultad más a la esperable oleada de COVID-19 para el otoño/invierno 2020/2021, que es la dificultad de efectuar una mayor rapidez diagnóstica diferencial entre una afección gripal estacional, otras virosis y una nueva oleada infectiva de COVID-19.

 

vacuna covid19

 

Independientemente de las medidas preventivas de usar la mascarilla, distancia interpersonal y lavado frecuente de manos, entre las nuevas medidas preventivas que podemos hacer, en espera de la anhelada vacuna anticovid-19, destaca una vacunación masiva antigripal del personal de mayor riesgo y para ello debería adelantarse la fecha del inicio de la campaña vacunal. Deben vacunarse no sólo los mayores, embarazadas, los sanitarios y sociosanitarios sino también todos aquellos grupos que hemos considerado como “esenciales” para el funcionamiento del país. Sería deseable alcanzar cifras del 75% de vacunados.

Consulta aquí las RECOMENDACIONES DE VACUNACIÓN FRENTE A LA GRIPE – Temporada 2020-2021

 

Los síntomas de la gripe estacional aparecen a las 48/72 horas de la infección.

Los síntomas (lo que refiere el paciente en la anamnesis) más habituales son:

  • Dolor, especialmente en las articulaciones (de más a menos en rodillas, codos y hombros), y en la musculatura dorsolumbar y de las extremidades.
  • Odinofagía (dolor faríngeo solo con deglutir saliva) con sensación de sequedad en la garganta.
  • Tos generalmente seca o no productiva.
  • Congestión nasal con estornudos y rinorrea.
  • Fiebre con escalofríos. Es alta (38 °C llegando a 41 °C) y dura entre uno y siete días, siendo solo 3 lo habitual.
  • Cefalea fija, no pulsátil, como consecuencia de la fiebre.
  • La epífora o lagrimeo es habitual.
  • Dolor retroocular que no suele referir espontáneamente el paciente, pero que le aparece al pedirle que lateralice la mirada (este síntoma es muy característico de la gripe).
  • Disnea que sólo suele producirse si hay patología respiratoria previa.
  • Expectoración, pero al final del periodo febril y parte de la convalecencia.
  • Dolor retroesternal leve por alteraciones del epitelio traqueal.
  • Dolor abdominal (más habitual en niños con infección por virus del tipo B).

Los signos (que se evidencian con la exploración física: inspección, palpación, percusión, olfacción y auscultación) más frecuentes son:

  • Irritación ocular.
  • Congestión de la mucosa orofaríngea.
  • Enrojecimiento de la piel, especialmente en la cara.
  • Los ganglios linfáticos cervicales están sensibles, pero sin agrandamiento.
  • Olor a cetona del aliento por la lipolisis, tras fiebre intensa y mantenida.
  • Auscultación torácica generalmente normal, pero ocasionalmente (8-40 %) hay roncus y sibilancias y pocas veces estertores crepitantes.
  • Bradicardia relativa, menos frecuente que en la fiebre tifoidea.

 

niña con mascarilla

 

En los síntomas COVID el periodo infectivo comienza en los pre-sintomáticos, lo que hace muy difícil conocer los contactos estrechos a los que se ha podido contagiar.

Los síntomas más habituales son los siguientes:

  1. Fiebre
  2. Tos seca
  3. Cansancio

Otros síntomas menos comunes son los siguientes:

  1. Molestias y dolores
  2. Dolor de garganta
  3. Diarrea
  4. Conjuntivitis
  5. Dolor de cabeza
  6. Pérdida del sentido del olfato o del gusto
  7. Erupciones cutáneas o pérdida del color en los dedos de las manos o de los pies

Los síntomas graves son los siguientes:

  1. Dificultad para respirar o sensación de falta de aire
  2. Dolor o presión en el pecho
  3. Incapacidad para hablar o moverse

 

Diagnóstico diferencial con otros virus:

 

diagnóstico diferencial con otros coronavirus

 

  • Resfriado común y gripe estacional: es difícil diferenciarlo en sus primeras fases, pero normalmente los síntomas de la gripe son de presentación más brusca (es característico que el paciente recuerde incluso la hora exacta en que aparecieron) y son más intensos y duraderos que sus equivalentes en el cuadro catarral.
  • Faringitis estreptocócica: su clínica inicial puede ser similar, pero pronto aparecen los exudados purulentos típicos acompañados de dolor de garganta.
  • Adenovirus: sus procesos tienen un inicio progresivo y el dolor faríngeo es mayor

La mayor dificultad diagnóstica, si la epidemia aún no está establecida, puede darse con:

  • Enterovirus y arbovirus: tienen un cuadro clínico apenas distinguible, pero por el contrario sin tos. Ambos tipos de virus son, con frecuencia, responsables de la llamada gripe abdominal, acompañada de diarreas.
  • Dengue: tiene una clínica muy similar a la de la gripe.

 

Test diferencial de diagnóstico rápido.

 

Hay varios laboratorios que están buscando test rápidos de diagnóstico diferencial, desde casetes fáciles y rápidos de detección hasta el uso de nanomateriales (grafeno) y tiras reactivas salivares.

Estas pruebas rápidas y de gran fiabilidad permitirán diagnosticar in situ – por ejemplo, en los aeropuertos – la presencia de un sujeto infeccioso. Evitará cuarentenas innecesarias, se diagnosticará precozmente y se comenzará antes la prevención y el tratamiento.

 

Test rápido de detección de antígenos del SARS-COV-2.

 

Son test rápidos con resultados en unos quince minutos. Se realizan con toma nasofaríngea y detectan la presencia de antígenos. A diferencia de las PCR que detectan material genético del virus, estos reaccionan con la proteína del antígeno localizada en las espículas del coronavirus. Su fiabilidad en los tres primeros días del contagio es del 100%, luego baja al 90% pudiendo bajar hasta el 60% a partir de los 7/10 días de la infección. Ocasionalmente pueden dar falsos negativos, que deben ser valorados con una PCR.