El insomnio es un trastorno del sueño que provoca dificultad para conciliar el sueño y/o mantenerse dormido. En resumen, se duerme menos o es un sueño de peor calidad. Es un proceso muy común y que repercute en la vida laboral de quienes lo padecen.
Puede ser de tipo crónico o agudo. Cuando es a largo plazo suele ser por problemas médicos o consumo de ciertos fármacos o sustancias excitantes como la cafeína, alcohol o tabaco. Y de manera aguda casi cualquier situación familiar o laboral que nos produzca estrés puede producirlo durante días o semanas.
Es más frecuente en mujeres y en edad adulta. La menopausia en ocasiones lo agrava.
Los trabajadores con nocturnidad y turnicidad tienen más probabilidades de sufrir insomnio. Así como los que están sometidos a mucho estrés o realizan largos viajes. El sedentarismo también favorece la aparición de insomnio.
Como consecuencia del insomnio puede estarse más cansado durante el día, e incluso tener más probabilidades de sufrir accidentes de trabajo o de tráfico. También se produce falta de energía, de concentración, y síntomas ansioso depresivos.
¿Qué podemos hacer para evitar el insomnio?
- Mantener hábitos y horarios. Procurar acostarse y levantarse siempre a la misma hora. No acostarse para intentar dormir hasta que no se tenga sueño.
- No dormir durante el día. Evitar siestas.
- No utilizar el dormitorio durante el día.
- Practicar ejercicio durante el día, pero evitándolo a última hora.
- Mantener unos ritmos de luz adecuados con exposición solar durante el día (no directa).
- Acostarse sin hambre, pero evitando también comidas copiosas a última hora.
- No fumar.
- Reducir el consumo de cafeína.
- Reducir el consumo de alcohol.
- Mantener el dormitorio en condiciones óptimas para dormir (sin ruido, temperatura alrededor de 20º, sin exceso de luz, etc.).
- No beber mucho líquido justo antes de acostarse y vaciar la vejiga.
- Evitar pensar en los temas que le preocupan antes de acostarse. Pensarlo durante el día pero a última hora no darle más vueltas.
- Dormir con ropa cómoda. De tejidos que no hagan transpirar y de talla holgada.
- Utilizar ropa de cama acorde a la estación y que no produzca transpiración.
- Tener una cama y colchón adecuados a la talla y peso.
- Consultar con su médico. Valorar cambios de medicación si producen insomnio o cambio en el horario de las tomas.
- Consultar con su médico si el insomnio se prolonga más allá de semanas.
- Consultar con su médico si el dolor por alguna circunstancia no le deja dormir para valorar un tratamiento.
¿Insomnio, teletrabajo y Covid-19?
En estos tiempos de pandemia en los que hemos cambiado nuestros hábitos y rutinas y hemos adquirido grandes dosis de incertidumbre por lo desconocido y por la gran cantidad de información no contrastada, que nos genera e incrementa nuestras fobias y miedos, se produce una exacerbación del insomnio.
La posibilidad de laborar mediante el teletrabajo ha abierto una nueva forma de realizar las tareas, pero a pesar de que puede ser un avance importante, hay que prevenir consecuencias indeseables. Es urgente el regular el teletrabajo, pero no a base de ocurrencias políticas y sindicales propias del siglo XIX, sino flexibilizando las normas que consensuen empresas y trabajadores en cada caso particular de cada puesto de trabajo y de cada trabajador.
El Covid-19 ha añadido la carga de incertidumbre propia de enfrentarnos a una enfermedad desconocida, simple pero letal y que nos ha pillado con el pie cambiado.
De las tres anteriores circunstancias debemos de sacar conclusiones que resumimos en tres principalmente:
- Controlar nuestras emociones.
- Mejorar nuestros hábitos y rutinas.
- Protegernos de una sobrecarga de trabajo.
Para prevenir el insomnio, es necesario un control de nuestras emociones (tristeza, nerviosismo, ánimo depresivo, etc), que puede generar esta situación anómala que estamos viviendo, hay que realizarlo mediante adopción de hábitos saludables, comidas variadas y no copiosas, rutinas horarias para todo, inclusive la realización de ejercicios para desactivar físicamente la sobrecarga de trabajo y el guardar pausas de descanso mental y de abstracción laboral. Todo ello sin posponer las tareas ya que al hacerlo siguen estando en nuestra mente y no nos permite una desactivación cognitiva total.