La pandemia nos va a dejar secuelas sanitarias, sociales y económicas importantes, pero en esa ocasión sólo nos vamos a referir a las secuelas sanitarias.

Estamos en una etapa desconocida en nuestra vida profesional a pesar de que hemos pasado por situaciones difíciles y desconocidas, como cuándo apareció otro virus muy letal del género de ARN que llamaron VIH y que tuvo un pico en 1996 con 3.5 millones de afectados, luego aparecieron otros virus, SARs, MERs, Ébola y ahora el COVID-19.

Hay unos ciento cincuenta virus que han pasado al humano desde los reservorios animales, pero existen clasificados más de cien mil posibilidades. La diferencia es que este virus es muy contagioso en una etapa en la que el portador no tiene sintomatología o tiene síntomas que se confunden con gripes banales.

Sanitariamente hablando nos ha pillado con cierto improviso, pero pienso que nos hemos puesto al día aún a costa de dejar compañeros sanitarios en el camino, a los que agradeceremos su amor al trabajo y su sacrificio personal que gracias a él saldremos adelante como Sociedad y como País.

En esta montaña rusa de emociones diarias, donde nos impacta el creciente número de fallecidos, junto al de recuperados que contrasta con el aumento de nuevos casos junto a la disminución de la replicación de los contagios, debemos pararnos a pensar ¿y mañana qué?…….

El confinamiento de los mayores y los vulnerables

Durante muchos años hemos apostado por un fortalecimiento de la atención primaria e incremento tecnológico de la hospitalaria, en detrimento de la atención especializada ambulatoria que fue transformándose en consultas externas de las especialidades hospitalarias. Pues bien, esa labor que durante años se ejercía desde la atención primaria sobre hábitos saludables, consejos de comidas mediterráneas, el fomento del ejercicio a todas las edades, en recomendar actividades para la mejora física y mental, etc., se ha venido abajo durante el confinamiento.

Que repercusión va a tener esta parada de actividades saludables en las personas con situaciones estabilizadas de sus patologías crónicas (hipertensión, tromboflebitis, diabetes, artropatías, mantenimiento tono muscular, rutinas alimenticias, rutinas en salud mental, etc.), pues nos encontraremos con aumentos de las cifras de hipertensión, flebitis, descompensaciones diabéticas, alteraciones reumáticas, dificultades de movilidad y exacerbación de sintomatologías psíquicas.

Podemos decir que si el confinamiento de los mayores dura mucho puede descompensar la cronicidad de sus patologías y ello lleva aparejado una disminución de la esperanza de vida y un incremento del gasto sanitario para financiar el tratamiento de sus cronicidades lo que repercute a su vez negativamente en la calidad de vida de los pacientes crónicos en sus últimos años.

Algunos consejos saludables para los mayores:

  1. Dieta variada y equilibrada
  2. Cuida de tu cuerpo con chequeos periódicos.
  3. Cuida de tu mente, ejercitándola con actividades.
  4. Evita riesgos asociados a tabaco y alcohol.
  5. Practica ejercicio físico acorde tus posibilidades
  6. Adaptar tu entorno casero a tus necesidades.
  7. Salir de casa, relacionarse, informarse, conocer cosas y personas nuevas.
  8. Aceptar y disfrutar del puesto que se ocupa en la familia. 
  9. Aceptar el envejecimiento y disfrutarlo. 

El trabajo de los sanitarios y los “esenciales”

Merecen capítulo aparte los “sanitarios”, en sus distintas actividades: médicos, enfermeros, auxiliares de enfermería, celadores, personal de traslados, de limpieza, de suministros, de protección ciudadana, de producción primaria, etc., en general todos aquellos cuyos trabajos han sido considerados como “esenciales”.

Pero principalmente a los que están en primera línea tratando, consolando y dando higiene a los pacientes afectados. No es momento ni lugar, de criticar la falta de medios preventivos del contagio de los trabajadores, no valen excusas económicas, ni de otra índole cuando no se han adoptado medidas básicas de prevención de riesgos laborales para estos trabajadores. Ni al principio de la epidemia que teníamos que estar preparados por el conocimiento de lo que ocurría en China y en Italia, ni en el ascenso del número de los infectados y a día de hoy (caso dos meses después), solo hay EPIs suficientes en la mente de las intervenciones televisivas de los políticos.

Destacamos cuatro olas de incidencias:

La primera ola vino con una inmediata mortalidad y morbilidad del COVID-19. La presión asistencial alcanzó cotas en las urgencias de los hospitales a veces del trescientos por ciento. Ello supuso dar cobertura sanitaria de tratamiento en unas condiciones muy bajo mínimos que promueve la ansiedad, el cansancio y la impotencia de los profesionales.

Todo ello sin contar el primer impacto que puede tener en los pacientes crónicos, que sin estar afectados por el COVID-19, no pueden ser atendidos.

La segunda ola incrementó las estancias hospitalarias y de UCI, acompañado de recursos finitos de medios: respiradores, cama UCI, etc. Ingente presión psicológica a la hora de decidir éticamente, que los escasos tratamientos a quién deben ir destinados.

La tercera ola acerca del impacto que el aplazamiento de atención a los crónicos, con interrupción de los tratamientos y que cuando vuelvan a poder recibirlos colapsarán las listas de espera, causando daños irreparables.

La cuarta ola, aparecerá en la postpandemia.

En esta cuarta oleada, después que se desvanezca la presión del trabajo, del día a día y nos dé tiempo a pensar las tragedias que hemos vivido, entraremos en una fase de relajamiento que nos hará vulnerables mentalmente. Se producirá un duelo que tenemos que expulsar de nosotros, compartiéndolo y hablándolo con los demás.

Aun así, los traumas psíquicos, la exacerbación de subpatologías mentales y los sanitarios con burnout aparecerán y precisarán de un tiempo para normalizarse.

Algunos consejos saludables para los sanitarios:

  1. Habla sobre la pandemia con naturalidad y en positivo.
  2. Acepta todo tipo de emociones: tristeza, rabia, frustración y agotamiento.
  3. Cuídate y cuida a tus familiares.
  4. Comparte las emociones con los demás, no te aísles.
  5. Comunica tus experiencias a los amigos y familiares.
  6. Vuelve a tus rutinas diarias con normalidad.

GUIA DE ACTUACIÓN PARA PERSONAS CON CONDICIONES DE SALUD CRÓNICAS Y PERSONAS MAYORES EN SITUACIÓN DE CONFINAMIENTO. Estado de alarma por COVID-19.