La organización de tratamientos de urgencias y primeros auxilios es una responsabilidad tradicional de los servicios de medicina del trabajo. Según el Real Decreto 39/1997 por el que se aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención estable que el personal sanitario del servicio de prevención que, en su caso, exista en el centro de trabajo deberá proporcionar los primeros auxilios y la atención de urgencia a los trabajadores víctimas de accidentes o alteraciones en el lugar de trabajo.

La Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales, establece en su artículo 20 la obligación de las empresas de adoptar medidas específicas para afrontar las diversas situaciones de emergencia que puedan darse. “El empresario, teniendo en cuenta el tamaño y la actividad de la empresa, así como la posible presencia de personas ajenas a la misma, deberá analizar las posibles situaciones de emergencia y adoptar las medidas necesarias en materia de primeros auxilios, lucha contra incendios y evacuación de los trabajadores, designando para ello al personal encargado de poner en práctica estas medidas y comprobando periódicamente, en su caso, su correcto funcionamiento. El citado personal deberá poseer la formación necesaria, ser suficiente en número y disponer del material adecuado, en función de las circunstancias antes señaladas. Para la aplicación de las medidas adoptadas, el empresario deberá organizar las relaciones que sean necesarias con servicios externos a la empresa, en particular en materia de primeros auxilios, asistencia médica de urgencia, salvamento y lucha contra incendios, de forma que quede garantizada la rapidez y eficacia de las mismas”.

Los primeros auxilios se definen como las conductas de ayuda y los cuidados iniciales previstos para una enfermedad o lesión aguda. Los objetivos de un proveedor de primeros auxilios incluyen la preservación de la vida, aliviar el sufrimiento, la prevención de nuevas enfermedades o lesiones, y promover la recuperación.

A su vez una de las funciones de los servicios de medicina y enfermería del trabajo es la formación en primeros auxilios de los trabajadores. Hoy en día esta se puede llevar a cabo también mediante cursos online y no sólo presenciales. Esta formación debería llegar a todo el personal de las empresas ya que la aplicación del soporte vital básico es crucial para el pronóstico de las paradas cardiorespiratorias que ocurren fuera de los hospitales.

El contenido mínimo del botiquín de los lugares de trabajo está establecido en el Real Decreto 486/1997, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo. Todo lugar de trabajo deberá disponer como mínimo, de un botiquín portátil que contenga desinfectantes y antisépticos autorizados, gasas estériles, algodón hidrófilo, venda, esparadrapo, apósitos adhesivos, tijeras, pinzas y guantes desechables. Dicho material deberá ser revisado periódicamente, y se repondrá si ha sido utilizado o está caducado. Es un contenido mínimo que puede ser ampliado en función de los riesgos de cada empresa.

 

NORMAS DE ACTUACIÓN ANTE UNA EMERGENCIA

En el acrónimo P.A.S. se resume la actuación inicial ante una o Emergencia, es decir Proteger, Alertar y Socorrer. La norma general es no movilizar al accidentado o enfermo hasta la llegada del personal especializado (servicio de emergencias médicas o bomberos), pero si existe peligro para el propio accidentado o para los socorredores, es necesario el traslado a un lugar seguro.

 

asistencia primeros auxilios

 

La cadena de la supervivencia resume los eslabones vitales necesarios para el éxito de la resucitación:

  1. Reconocimiento precoz y pedir ayuda.
  2. RCP precoz por testigos.
  3. Desfibrilación precoz
  4. Soporte vital avanzado precoz y cuidados postresucitación estandarizados. El soporte vital avanzado con manejo de la vía aérea, fármacos y corrección de los factores causales puede ser necesario si los primeros intentos de resucitación no tienen éxito.

Se debe colocar a los individuos que no responden, pero respiran con normalidad, en una posición de recuperación en decúbito lateral (posición lateral de seguridad) en lugar de dejarlos en posición supina (acostado sobre la espalda).

 

 

La secuencia del soporte vital básico (SVB) en adultos es el siguiente:

  1. Apertura de la vía aérea y comprobación de la respiración. Luego debe abrir la vía aérea utilizando la maniobra frente mentón, mientras evalúa si la persona está respirando con normalidad.
  2. Alerta a los servicios de emergencia: llame el Servicio de Emergencias (112).
  3. Compresiones torácicas: hay que hacer las compresiones en el centro del tórax. Es necesario comprimir a una profundidad de aproximadamente 5 cm, pero no más de 6 cm para el adulto promedio. La frecuencia de compresiones es de 100 a 120/min con el menor número de interrupciones posibles. Se debe permitir que el tórax se reexpanda por completo después de cada compresión; no permanecer apoyado en el tórax.

Clases de primeros auxilios simulación

 

4 – Respiraciones de rescate: deben realizarse dos respiraciones de rescate con un volumen corriente de aproximadamente 500 a 600 ml, en la práctica, este es el volumen necesario para hacer que el tórax se eleve de forma visible. La duración de la insuflación debería ser de alrededor de un segundo y se debe evitar ventilaciones rápidas o forzadas. La interrupción máxima de las compresiones torácicas para dar dos ventilaciones no debería exceder de los diez segundo.

5 – Continuar la RCP con ritmo 30:2. (30 compresiones torácicas y 2 insuflaciones).

6 – En el caso de tener un Desfibrilador Externo Automático (DEA): poner en funcionamiento el DEA y aplicar los parches adhesivos en el pecho desnudo del paciente. Si hay más de un reanimador se debe continuar con la reanimación mientras se colocan los parches. Hay que asegurarse de que nadie toca a la víctima mientras el DEA realiza el análisis del ritmo o mientras se aplica la descarga. Luego hay que continuar la reanimación siguiendo las instrucciones visuales/sonoras del DEA.