Nadie nos podíamos imaginar que año y medio después del inicio de la pandemia, estaríamos otra vez casi en la casilla de salida. El único avance ha sido la investigación de vacunas en un tiempo record, admitiendo riesgos, con lo que hemos conseguido que las secuelas, incluso la muerte, hayan disminuido notablemente entre los inoculados.
Sabemos que nos enfrentamos ahora a una pandemia mutante a la que ponemos trabas vacunales en varias velocidades, según el país esté más desarrollado o menos. Peligrosa pandemia a varias velocidades, que mientras en el primer mundo están pensando si hay que poner una tercera dosis de refuerzo, en otros países apenas tienen vacunas para el 5% de la población.
La solución pasa por vacunar a toda la población, para evitar mutaciones que hagan ineficaces a las vacunas. No olvidemos que las variantes estudiadas hasta ahora han surgido antes de la vacuna, lo que hace que esta sea efectiva. Pero que ocurrirá cuando se detecte una nueva variante que sustituya a la delta y esta sea de nueva generación postvacunal.
Mientras tanto afrontamos un nuevo curso escolar, con medidas más relajadas, aunque dicen que podrán endurecerse en función de la marcha de la epidemia.
Básicamente serán las mismas que el curso pasado, la limitación de contactos con la distancia interpersonal que se reduce a 1,2 metros, el uso de la mascarilla e higiene de manos, la limpieza y la ventilación y la gestión de los casos, para lo que se seguirá designado un coordinador COVID y un espacio dedicado para aislamientos.
Se plantean varios escenarios en función del nivel de alerta: por un lado, nueva normalidad, con los niveles de alerta 1 y 2 y por otro lado, los niveles de alerta 3 y 4. Los escenarios se revisarán a lo largo del primer trimestre del curso, según avance la vacunación del alumnado y la valoración de la evolución epidemiológica.
La educación en el curso 2021/2022 será presencial para todos los niveles y etapas del sistema educativo. En todo caso, en los niveles 3 y 4 podría ser semipresencial sólo a partir de 3º de la ESO y si no pudieran cumplirse las medidas.
Deberíamos reforzar las capas preventivas que conocemos como efectivas y que mucho me temo no se van a implantar en su totalidad.
Decálogo de medidas preventivas en las aulas
Desde EMESA Prevención apoyamos este decálogo de medidas a implantar por capas, que son:
- Ventilación natural en espacios cerrados como las aulas. (tener seis ventanas abiertas, disminuye 14 veces la posibilidad de contagio).
- Utilizar filtros HEPA en locales climatizados.
- Medidor de CO2 en las aulas.
- Uso de mascarillas (que reduce hasta ocho veces el contagio).
- Mantener la distancia interpersonal (al reducirla de 1.5 metros a 1.2 metros, permitimos aumentar la capacidad de alumnos hasta 30 por aula, lo que implica mayor posibilidad de contagio).
- Ratio de alumnos por aula (disminuir en lo posible).
- Higiene de manos.
- Test de antígenos.
- Protocolos COVID en los colegios, conocidos y aplicados por los profesores.