En esta época convulsa por la pandemia, que nos ha tocado vivir, que se está alargando más de lo previsible, que ha modificado nuestras costumbres laborales y sociales y ha establecido nuevas formas de relacionarnos, en parte por la facilidad para ello que aportan las nuevas tecnologías junto aquellas otras que están por venir en un futuro próximo e inmediato, debemos prestar más atención en proteger la Salud Mental de la población en general y en especial de nuestros trabajadores.

Hay que prevenir aquellas secuelas que pueden aparecer tras superar el primer año de la pandemia con sus incertidumbres de posibilidad de contagio, de gravedad de este, de secuelas físicas persistentes, pero también hay que tener en cuenta las secuelas psíquicas que empiezan a desarrollarse y cronificarse en algunas personas.

La soledad

  • Soledad derivada de confinamientos prolongados, de medidas rígidas de teletrabajo, por una mala gestión de nuestras emociones.
  • Soledad derivada de no dar una salida adaptativa a nuestros patrones de conducta que se han visto alterados con la pandemia.
  • Soledad derivada del aislamiento grupal: familiar, laboral o social, con tendencia a un falso autoaislamiento protector.
  • Soledad derivada del aislamiento individual, inclusive dentro del ámbito familiar, de la pareja y de los amigos más íntimos.
  • Soledad del enfermo hospitalizado, sin una mano amiga de una cara conocida que le tranquilice.

 

cuadro - El grito

 

La ansiedad

Se presentan síntomas de ansiedad por:

  • Incertidumbre de posibilidad de contagiarse.
  • Miedo a la gravedad del contagio, no conocer la probable evolución de este.
  • Miedo hipocondriaco ante la aparición de cualquier síntoma común, que pudiera ser relacionado con los síntomas del Covid-19.
  • Preocupación de contagiar a los demás, especialmente al entorno más próximo.
  • El impacto económico que puede tambalear su situación social y la de su familia.
  • El exceso de información no contrastada sobre la epidemia genera ansiedad.

 

gente disfrutando en juntos en una comida en la naturaleza

 

Los hábitos y las costumbres

  • La soledad, el miedo y la ansiedad modifican nuestros hábitos y costumbres.
  • Se alteran las rutinas, los horarios fuera de casa, las relaciones sociales, laborales y familiares. Ello provoca modificaciones de nuestro estado de ánimo.
  • El abandono del autocuidado de higiene, comidas, ropas, etc., que se ve trastornado por el miedo y se torna en apatía, degenera en patologías ocasionadas por la falta de higiene, en enfermedades y trastornos de la alimentación -bulimia que desemboca en sobrepeso y obesidad-, en deterioro de la imagen corporal que nos daba nuestra identidad, que puede convertirse en anorexia, etc.
  • El perder o modificar nuestras costumbres nos lleva hacia la pasividad y el distanciamiento.
  • Las nuevas normas que nos imponen nos automatizan los hábitos y nos anulan nuestras iniciativas.
  • Por todo lo anterior debemos disciplinarnos en nuestros actos y estructurar nuestra vida diaria, sin postergar acciones que degeneren en apatía.

Conclusión de como actuar en época de COVID

Por todo lo anterior es fundamental:

  1. Gestionar la soledad, la ansiedad y la modificación de nuestras rutinas, estableciendo estrategias y expectativas de futuro con racionalidad.
  2. Realizar disciplinas diarias que nos mantengan activos y no nos dejen caer en la apatía.
  3. Gestionar nuestras emociones, nuestra comunicación y cuidado de las relaciones sociales y familiares de convivencia.
  4. Gestionar el exceso y diversidad de la información sobre el COVID, que nos acecha, desenmascarar las fakes news, poner a las informaciones y noticias que nos llegan filtros -económicos, políticos, etc.- y centrarnos en la lucha contra el virus.