Desde EMESA Prevención, queremos dar la bienvenida a esta vacuna, ya que el herpes zóster es una enfermedad muy prevalente entre nuestra población, sobre todo a partir de los 50 años y aumentando su incidencia en función de la edad y de las comorbilidades y situaciones concomitantes (como la inmunosupresión, estrés, etc.).

Los problemas producidos por esta enfermedad no son tanto la mortalidad, que es baja, sino las complicaciones que puede tener disminuyendo la calidad de vida de los pacientes. Especialmente por la neuralgia postherpética.

El herpes zóster es una enfermedad que se produce por la reactivación del virus varicela zoster. Solemos tener el primer contacto con el virus en la infancia y se manifiesta clínicamente como una varicela. Pasada esta infección, el virus migra por las terminaciones nerviosas desde la piel hacia el ganglio y allí se acantona, reapareciendo en la piel en determinadas circunstancias en forma de herpes zóster.

Es conocido comúnmente como la “culebrilla”, por la disposición de las vesículas que siguen el trayecto de un nervio. Los síntomas pueden ser picazón, hormigueo o dolor en el dermatoma correspondiente. El dolor que causa el herpes zoster puede ser ardiente o punzante y puede llegar a ser tan intenso que ha sido comparado al del parto o al de los cálculos renales. Puede durar meses o años después de que haya desaparecido el sarpullido en la piel.

Herpes zoster

Más del 90% de las personas adultas se han infectado con el virus varicela zoster a lo largo de su vida (sobre todo en la infancia) y, por lo tanto, pueden desarrollar herpes zoster en un futuro. Se estima que el riesgo de herpes zoster es de alrededor del 30% a lo largo de la vida, pudiendo llegar al 50% en las personas con 85 años o más.

En España existen dos vacunas autorizadas indicadas en personas mayores de 50 años para disminuir la incidencia tanto del herpes zoster como de su gravedad y complicaciones como la neuralgia postherpética:  Shingrix® y Zostavax®

vacunas para herpes zostervacunas para herpes zoster

 

 

La vacuna Shingrix®, del laboratorio GSK, tiene una eficacia mayor del 90 % para prevenir el herpes zoster y el dolor neuropático a largo plazo. Causa una fuerte respuesta del sistema inmunitario, y esto puede provocar ciertos efectos secundarios tras la administración de las dosis (dolor local, astenia, fiebre, malestar general, mialgias, cefalea, etc), como ocurre en otros tipos de vacunas, y que generalmente son leves y desaparecen a los pocos días. Contiene una glicoproteína del virus y un adyuvante, y se administra con una pauta de dos dosis. Además, está indicada para personas con inmunodeficiencia a partir de los 18 años de edad.

La vacuna está autorizada por la Comisión Europea desde el año 2018 y en 2021 se va a empezar a disponer de dosis para vacunar a la población, priorizando por las personas con situaciones de riesgo (trasplantados, VIH, quimioterapia, tumores, etc).

En 2022 se pretende incorporar la vacunación sistemática a personas mayores de 65 años en función de la disponibilidad de dosis.

Zostavax®, del laboratorio MSD, está autorizado desde 2006 por la Comisión Europea, y es una vacuna viva atenuada, con pauta de una dosis, pero contraindicada en estados de inmunosupresión.

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